Labels

14 de fevereiro de 2010

Los Mayas



Era un grupo de pueblos indígenas mesoamericanos perteneciente a la familia lingüística maya o mayense. Entre los demás pueblos significativos se hallan los tzeltales de las tierras altas de Chiapas; los choles de Chiapas; los quichés, cakchiqueles, pokonchis y pokomanes de las montañas de Guatemala y los chortís del este de Guatemala y el oeste de Honduras. Todos estos pueblos formaban parte de una civilización y cultura comunes que, en muchos aspectos, alcanzó las más elevadas cotas de desarrollo entre los indígenas de todo el área mesoamericana.

Los orígenes de la civilización maya son objeto de discrepancias académicas en virtud de las contradictorias interpretaciones de los hallazgos arqueológicos. El periodo formativo comenzó, cuando menos, hacia el 1500 a.C. Durante el periodo clásico, aproximadamente entre el 300 y el 900 d.C., los mayas extendieron su influjo por la zona sur de la península de Yucatán y el noroeste de las actuales Guatemala y Honduras. Se construyeron entonces los grandes centros ceremoniales como Palenque, Tikal y Copán. Los centros maya fueron abandonados de forma misteriosa hacia el año 900 y algunos individuos emigraron al Yucatán.

La lengua maya (también llamada yucateca) la hablan unas 350.000 personas en Yucatán, Guatemala y Belice.


Arte y Escultura

Fue la forma de expresión social política e ideológica de uno de los pueblos más interesantes de la América Prehispánica. Sus manifestaciones abarcan todas las técnicas y materiales que podamos imaginar y se extiende en el tiempo durante más de dos mil años. El territorio que abarcaron fue muy grande: el sur de México y la península de Yucatán, Guatemala, Belice y parte de Honduras y El Salvador. El periodo de mayor auge fue el clásico (300-900 d.C.), después sobrevino el llamado colapso maya de las tierras bajas del Petén, el abandono de los centros más importantes y el resurgir de la civilización más al norte, en la península de Yucatán, durante el periodo posclásico (900-1500 d.C.). El arte maya hunde sus raíces en la cultura olmeca (1200-400 a.C.) recibiendo posteriores influencias de Teotihuacan y Tula. Nos encontramos, pues, ante un arte mesoamericano que participa de sus mismos patrones y concepciones.


Incluye una gran variedad de manifestaciones: altares, estelas, lápidas, dinteles zoomorfos, tableros, tronos, jambas, columnas, figuras de bulto y marcadores de juego de pelota. Sus principales características son la utilización del relieve, la monumentalidad en el tratamiento de los temas, el uso del color en el acabado superficial, la dependencia del ámbito arquitectónico, la profusión de signos caligráficos y ornamentales, la relevancia de las líneas curvas y el carácter abigarrado y escenográfico de la composición. Las estelas conmemorativas son magníficos trabajos entre los que destacaremos las de Tikal, Copán, Quiriguá y Cobán. Se trata de enormes lajas de piedra clavadas verticalmente en el suelo, en las que los escultores mayas tallaron en bajorrelieve imágenes del jubileo de sus reyes. Se erigían al finalizar un periodo temporal concreto, cada cinco y cada veinte años, y en ellas, mediante jeroglíficos, se narraban los acontecimientos más importantes del reinado. Excelentes son los dinteles figurativos que flanqueaban las puertas de los palacios y templos de Yaxchilán, los altares de Piedras Negras y los zoomorfos de Quiriguá, aunque quizá la cumbre de la escultura maya sean los paneles de los edificios de Palenque. El palacio, y los templos de las inscripciones, el Sol, la Cruz y la Cruz Foliada, constituyen uno de los mejores ejemplos de cómo el hombre es capaz de plasmar en piedra su universo religioso.

Escritura

Los pueblos mayas desarrollaron un método de notación jeroglífica y registraron su mitología, historia y rituales en inscripciones grabadas y pintadas en estelas (bloques o pilares de piedra), en los dinteles y escalinatas y en otros restos monumentales. Los registros también se realizaban en códices de papel ámate (corteza de árbol) y pergaminos de piel de animales. Sólo existen tres muestras de estos códices: el Dresdensis (Dresde), actualmente en Dresde; el Perezianus (Peresiano o de París), en París; y el Tro-cortesianus (Tro-Cortesiano o Matritense maya). Estos códices se utilizaban como almanaques de predicción en temas como la agricultura, la meteorología, las enfermedades, la caza y la astronomía.

En el siglo XVI se escribieron textos en lengua maya pero con alfabeto latino, y entre los más importantes se encuentran el Popol Vuh, relato mítico sobre el origen del mundo y la historia del pueblo maya, y los llamados libros de Chilam Balam, crónicas de chamanes o sacerdotes en las que se recogen acontecimientos históricos. La obra del obispo fray Diego de Landa, Relación de las cosas de Yucatán, ha resultado una fuente importantísima para descifrar la grafía maya.

Popol Vuh o Libro del concejo

Se transmitió originalmente por tradición oral, hasta mediados del Siglo XVI, en que fue escrito por un indígena en lengua quiché pero con caracteres latinos.

Este fue traducido al castellano por Francisco Jiménez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, antigua población de Guatemala.

El popol vuh narra la historia de la creación de los pueblos quiches:

Primera creación
Los dioses crearon la tierra y la poblaron de animales dándoles a cada uno un lenguaje, pero como no fueron capaces de pronunciar los nombres divinos, fueron destruidos.

Segunda creación
Los dioses crean figuras humanas de barro que hablan pero carecen de pensamientos. Vieron que no estaba bien y las destruyeron.

Tercera creación
Los dioses fabricaron muñecos de madera con forma humana, los cuales hablaban y tuvieron descendencia, pero al carecer de sangre se secaron.

Los utencillos de cocina y los animales domésticos se rebelaron contra estos maniquíes y una espesa lluvia que bajo del cielo termino por destruirlos. Los sobrevivientes huyeron a los montes convertidos en monos.

Cuarta creación
Después de celebrar nuevo consejo, se produce la creación definitiva del hombre, fortalecido con la sustancia blanca del maíz, con el cual forman la carne de los que serán los primeros padres de la humanidad. Estos como tenían inteligencia capaz de comprender los secretos del universo, agradecieron su creación a los dioses.

Las 4 edades del Popol vuh

El popol vuh tienen un carácter simbólico y a través de los mitos que lo componen se ha podido leer la historia sistematizada de las distintas etapas del pueblo quiché, desde la prehistoria hasta su edad mas avanzada.

Las cuatro edades corresponden, sucesivamente, a la edad primitiva, en la cual no existían diferencias de grupos lingüística y el hombre estaba en el ciclo de la caza y la recolección; la segunda edad es el comienzo de la vida agrícola y el principio de la alfarería; la tercera edad nos habla de una sociedad con unidad étnica y al grupo familiar dedicado a los cultos agrarios; y la cuarta edad se corresponde con importantes progresos de organización política, social y religiosa, en la que el maíz es el alimento esencial y la base de una economía propia.

El lenguaje del Popol Vuh

Este es simbólico y oculta una cosmogía que se dirige a la mentalidad mágica del hombre primitivo. La riqueza de su prosa poética consiste en la revelación producida a través de nombres de dioses mayores o menores que representan la fuerza de la naturaleza, o nombran a los seres que pondrán la vida sobre la faz de la tierra. Los llamados constructores y los que traerán por primera vez la palabra.

En lenguaje del Popol Vuh es metafórico, debido a que se expresa por analogías, y se explica mediante un pensamiento con imágenes. Aparece entonces la metáfora como una pequeña fábula o mito.

 Fragmento sacado del sitio Monografías.com

Natassia

P.S. Próximo post: Los Incas

0 comentários: