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30 de março de 2010

El patito feo

La pata Tina esperaba el nacimiento de sus patitos.
Cuando llegó el momento, uno por uno fueron saliendo de su cascarón.
Tan solo uno de ellos, el más grande, parecía no poder salir.
Al cabo de un rato, la blanca envoltura dejó paso a un extraño patito, mucho más oscuro que el resto. “Bueno, ya cambiará”, pensó mamá pata mirando con dulzura a su nuevo hijito.
El tiempo pasaba y el extraño patito no cambiaba. Todos los animales del corral se burlaban de él y le llamaban “el patito feo”.
El pobre patito no lo pudo soportar e decidió marcharse lejos de allí.
Caminó y caminó sin rumbo fijo hasta que se hizo de noche. Tenía muchísimo miedo, pero también estaba hambriento y cansado.
El sueño pudo con él y se quedó profundamente dormido.
Un chapoteo muy ruidoso le despertó a la mañana siguiente. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba al lado de una bonita charca, en la que un grupo de patos salvajes jugueteaba alegremente.
Se puso muy contento y decidió entablar conversación con aquellos alborotadores amigos.
Un disparo de escopeta hizo que los patos huyeran y, de nuevo el patito volvió a quedarse solo.
Al poco tiempo, el patito se quedó a vivir en una granja, donde le daban de comer y podía dormir calentito cerca de la lumbre.
Pero su necesidad de agua le obligó a marcharse para buscar un nuevo sitio donde vivir.
Anduvo sin rumbo fijo durante días y días, hasta que encontró un lago. Allí aprendió a vivir de lo que la naturaleza le ofrecía.
Nuestro amigo crecía día a día y, sin darse cuenta, su aspecto iba cambiando.
Cuando veía a los cisnes que volaban por la zona no podía remediar sentir envidia; ¡eran tan bellos y majestuosos!...
Cuando llegó la primavera, un grupo de aquellos hermosos cisnes vino a vivir a la laguna.
Enseguida se acercaran al patito para hablar con él.
El “patito feo” no podía creer que aquellas hermosas criaturas quisieran ser sus amigos; él era tan feo e desgarbado. De repente su reflejo en el lago le dejó boquiabierto.
Por fin se dio cuenta de la verdad: él mismo era uno de aquellos hermosos cisnes.
Se unió a la bandada y vivió feliz para siempre.

* clásicos universales en versión en español

Natassia

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