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23 de junho de 2010

El hijo de la novia


Dos de las mejores reseñas acerca de esta película

"Premiada en Valladolid y Montreal, candidata argentina a los Oscar, El hijo de la novia es la cuarta película de Juan José Campanella, hombre con bastante experiencia televisiva. Un puñado de excelentes actores se ponen el mono para dar tres manos de pintura emocional a la fachada de un edificio muy aparentón, endeblemente cimentado sobre un puñado de mentiras vestidas de sentimentalismo. Negar la calidad de la fotografía, de la música, de la puesta en escena sería una injusticia. No menor que la de conceder crédito a un guión capaz de redimir a todo bicho viviente salvo a un cura católico, que -como no- aparece representado como un compedio de la ruindad y la hipocresía, que obligan a una pirueta argumental ridícula e increíble, precedida de un discursito anticlerical cantoso. El hijo de la novia es Rafael (soberbia interpretación de Ricardo Darín, el timador de Nueve Reinas), atribulado e irascible dueño del restaurante porteño Belvedere, heredado de su padre, Nino (Héctor Alterio en el mejor papel de su carrera), que se enfrenta a la enfermedad de Norma, su compañera desde hace 44 años. Campanella echa toda la carne en el asador emocional para llevar al espectador en volandas, de modo que la percepción de la endeblez de la historia se haga muy difícil. Por poco que uno sepa de la vida, no resulta verosímil la enemistad del hijo con la madre, ni tampoco la relación padre-hija, ni la evolución del personaje principal. Todo está dispuesto para un viaje encantador y falso, con abundantes numeritos tragicómicos de corte muy televisivo, con un ritmo arrollador que se ve magnificado por la torrencial incontinencia verbal del personaje protagonista, uno de esos charlatanes que hablan de fútbol como el que desvela los secretos nunca sabidos sobre el descubrimiento del átomo."

Alberto Fijo,  del sitio Fila Siete



"Rafael Belvedere (Darín) contempla cómo su madre (Aleandro), aquejada de Alzheimer, se aleja por un pasillo de la residencia de ancianos en la que vive. La ve irse, una página en blanco que ya no recuerda, y la cámara de Campanella lo toma, reflejo contra un cristal, fantasma él mismo tras el fantasma en que se ha convertido su madre. Ese momento, brillante en su concisión, resume como pocos una película como "El hijo de la novia": nacida de una experiencia personal (del propio Campanella y su padre), pero que expresa, entre el drama y la comedia, con contención equilibrista, lo difícil de la vida en un país en ruinas, la fantasmal Argentina de hoy mismo.Tiene el film de Campanella, además de brillantes momentos de puesta en escena, algo que lo trasciende: su capacidad para, a partir de una historia que, a simple vista, puede parecer improbable, reconducir a unos personajes trazados con mano segura, encarnados por actores superlativos (todos están espléndidos, pero lo que Norma Aleandro hace aquí es la confirmación de que el talento llega, en algún momento de la madurez, a la más sencilla perfección) hasta hacerlos algo más que eso: verdaderos testimonios del penar cotidiano (ese pequeño empresario que tiene que hacer trampas para seguir, ese anciano que ve cómo sus valores ya nada valen; esa mujer sin memoria), diagnósticos vivientes en los que, en unos años, cualquier historiador podrá identificar los males, pero también los anhelos, de una sociedad en su peor momento.Pero no se entienda que estamos ante un film de tesis. Antes al contrario, la efectividad de Campanella consiste en cómo hace para colar, en medio de una historia cotidiana de amores, desencuentros, celos y trabajos extenuantes, el ritmo de la vida. Por eso, la película es mucho más que una simple historia en perfecto equilibrio entre la lágrima y la sonrisa, más que un cliché cómodo. Por eso la identificación con los personajes se opera de manera natural, sin trampas y artificios. Por eso, en fin, la ternura, la solidaridad que transmite esta película, tan arriesgada como sencilla, tan límpida como emocionante.>> Para amantes de los equilibrios complejos. Lo mejor: los actores, todos. Lo peor: alguna caída en la atención, mediada la película."

Mirito Torreiro, del sitio Fotogramas

Natassia



Puedes ver el trailer aquí, sin subtítulos

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